La nación de los inmigrantes; el país fundado en la diversidad; el lugar que siempre daba la bienvenida a toda la gente del mundo: los Estados Unidos, que se estableció a sí mismo como una nación al final del siglo XVIII, en el año 1776, y su identidad fue compuesta de una variedad amplia de los individuos con respecto a sus culturas y, especialmente, sus lenguas. Por ello, los padres fundadores no instituyeron una lengua oficial del país; pensaban que implementarla invalidaría el espíritu de la libertad que querían promover en la sociedad nueva. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la decisión de hablar otra lengua en vez del inglés se ha convertido algo más controversial en los Estados Unidos, específicamente con respecto al sistema de la educación. Este dilema ha crecido tanto que el concepto de requerir una educación bilingüe a mucha gente le parece verdaderamente raro e inaceptable; lo que es exactamente lo contrario de los pensamientos de nuestros padres fundadores. Por lo tanto, en cuanto a este sistema, los Estados Unidos debería respetar las raíces multilingües porque forman una parte de su historia.
Desde el comienzo de esta nación en 1776, ha existido un ambiente multilingüe. Los padres fundadores entendieron que los ciudadanos estadounidenses habían provenido de muchos países del todo el mundo y hablaban muchos idiomas distintos. Según el historiador, James Crawford: “más de doscientas lenguas habían sido habladas en EE.UU en esta época”. También dice que parte de la razón por la que los fundadores no nombraron el inglés como el idioma oficial era porque se dieron cuenta de acabar de luchar para evadir la distorsión en su gobierno así que no querían cometer el mismo error en su representación de la gente en la Constitución. En otras palabras, aunque los fundadores hablaban el inglés, reconocieron que los EE.UU era verdaderamente un crisol, lleno de diversidad lingüística, y no querían limitarlo en ninguna manera con una lengua oficial.
Para el siglo siguiente, el bilingüismo y el multilingüismo estaban extendidos, animados y respetados. De acuerdo con el autor Diego Castellanos, durante el comienzo de los dieciocho centenares, el bilingüismo fue considerado una gran ventaja para: “el comercio, la enseñanza y la difusión del evangelio”. Continuó creciendo en popularidad a lo largo de todo el siglo porque, según Crawford, a los peregrinos les encantaba que la preservación de su cultura fuera como un derecho individual. En este periodo, aunque mucha gente aprendió y habló el inglés, era fiel a sus lenguas maternas y nuestros sistemas del gobierno entendieron eso. A mediados de la década de 1880, el congreso continental aún imprimía muchos de sus documentos en varios idiomas como el español, el francés, el alemán para acomodarse a las raíces multilingües de sus ciudadanos. Según el Departamento de Educación de EE.UU, también durante el siglo XIX, la enseñanza bilingüe era muy común en el sistema de educación y algunos estados aún promulgaron unas leyes para proteger este tipo de instrucción. Por lo tanto, en este tiempo, los Estados Unidos constantemente recibía la naturaleza bilingüe de la gente con los brazos abiertos.
Posteriormente, en el siglo XX, un grupo fundamental de nuestro país, el Tribunal Supremo era ignorado en cuanto a su apoyo de un sistema de educación bilingüe. Muchas regiones empezaron a enseñar el inglés solamente aunque la población de los inmigrantes, específicamente los latinoamericanos que constituían la mayoría de ellos, no lo entendían. En 1923, el Tribunal Supremo dictaminó que una ley en Nebraska que prohibía la enseñanza en otra lengua que el inglés violaba la decimocuarta enmienda de la Carta de Derechos de los Estados Unidos. Sin embargo, los juzgados no siguieron necesariamente este fallo en los casos subsecuentes. Poco después, en 1927, el Tribunal Supremo declaró inconstitucional una ley similar en Hawái. No obstante, otra vez, esto no paró el monolingüismo en el sistema de educación. Es decir, el tribunal más viejo y leal en nuestra nación trataba de promover las raíces lingüísticas, pero no han sido respetados en el gobierno ni la sociedad.
A pesar de la historia multilingüe y bilingüe de los Estados Unidos, que aún utiliza un sistema de educación monolingüe hoy en día. Este país se mantiene y se ha mantenido un crisol con variedad de gente desde el principio de su existencia. Además, los sistemas como la educación inicialmente acogía esta variedad de los idiomas; sin embargo, como han pasado los años, se han producido algunos cambios negativos en esta aceptación. Aun cuando el Tribunal Supremo—el tribunal esencial a nuestro país—ha tratado de ayudar la situación, se ignoraba frecuentemente. Como se ha llevado a cabo en el pasado, este país necesita acomodarse a las necesidades de la gente, 52 millones que hablan español. Por lo tanto, debería reconocer y respetar sus raíces multilingües en su sistema nacional de educación porque forman una parte importante de su historia.
Las fuentes
Castellanos, D. 1992. A polyglot nation. In I. Crawford (ed.), Language loyalties: A source book on the official English controversy (pp. 13-18). Chicago: The University of Chicago Press.
Crawford, J. 1991. Bilingual education: History, politics, theory, and practice (2nd ed.). Trenton, NJ: Crane.
Hakuta, K. 1986. Mirror of language: The debate on bilingualism. New York: Basic Books.
Tollefson, J. W. (2002). Language Policies in Education: Critical Issues. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates, Inc.
United States Department of Education, Office of the Secretary. 1992. The condition of bilingual education in the United States: A report to the Congress and the President. Washington, DC: United States Department of Education, Office of the Secretary.